Señor, tú sabes mejor que yo, que estoy envejeciendo y un día seré vieja.
No permitas que me haga charlatana y adquiera el hábito de creer que tengo que decir algo sobre cualquier tema, en cada ocasión.
Libérame de las ansias de querer arreglar la vida de los demás.
Que sea pensativa pero no taciturna, solícita pero no mandona.
Que sea pensativa pero no taciturna, solícita pero no mandona.
Con el vasto acopio de sabiduría que poseo, parece una lástima no usarla, pero mantén mi mente libre de la recitación de infinitos detalles.
Dame las alas para ir derecho al grano.
Sella mis labios para que no hablen de mis achaques y dolores.
Ellos van en aumento con el pasar de los años, como también mi gusto por recitarlos.
Dame las alas para ir derecho al grano.
Sella mis labios para que no hablen de mis achaques y dolores.
Ellos van en aumento con el pasar de los años, como también mi gusto por recitarlos.
Pido la gracia de poder escuchar con paciencia el relato de los males ajenos.
Enséñame la gloriosa lección de que a veces, es posible que esté equivocada.
Mantén en mí una razonable dulzura.
No quiero ser santa, pero tampoco volverme una vieja amargada.
Enséñame la gloriosa lección de que a veces, es posible que esté equivocada.
Mantén en mí una razonable dulzura.
No quiero ser santa, pero tampoco volverme una vieja amargada.
¡Ayúdame a extraer de la vida toda la diversión posible.
Nos rodean tantas cosas divertidas,
que no quiero perderme ninguna!
Nos rodean tantas cosas divertidas,
que no quiero perderme ninguna!
Amén
Oración de una monja del siglo XVII
Elisa muy buena tu entrada de hoy,me gustado mucho ,cada dia es mas lindo visitarte besitos desde Barcelona Merche
ResponderEliminarGracias Merche! Te debo una visita al tuyo... no lo olvido y me gusta tu blog.
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